logo-convenient_coworking
logo la tribu de coco

La Batalla del amor

9 · 22 · 22

En la historia de nuestro mundo, hubo un terrible día en el que el MIEDO, gran rey de las malas intenciones y los peores sentimientos, envidias, defectos y vicios, convocó a una reunión urgente de todos ellos. Era imperativo.

Alli se reunieron los más negros sentimientos del mundo, así como los deseos más perversos que del corazón humano pudieren emanar. Había mucha curiosidad por saber el motivo de tal urgencia pero, sea lo que fuere, había llegado el momento y creían fuertemente que unidos nada ni nadie podría vencerles.

El primero en hablar fué el MIEDO, cuyo mensaje fue muy directo y claro, conciso como nunca antes: «Os he reunido aquí porque deseo con todas mis fuerzas acabar con el amor. Estoy harto ya, es demoledor e insufrible. No puedo más y sólo no puedo; os necesito, debemos actuar juntos», decía éste.

A tí, lector/oyente de esta historia, puede sorprenderte o incluso escandalizarte, pero los allí presentes no se extrañaron mucho pues sabía quién les estaba hablando y, también, las perversas intenciones que siempre había tenido: el miedo es el mas temible de los sentimientos que puedes tener, lo cambia todo.
Siempre ha habido MIEDO, y puede que siempre lo haya en mayor o menor medida, pero esta vez era diferente: el miedo quería acabar con lo más importante: el amor; y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.

Y digo que esta vez era diferente porque había un sentimiento que se había hecho más y más poderoso: el ODIO. Se daba en guerras, en conflictos bélicos de todo tipo pero también, en ocasiones, en asuntos más ordinarios como política o deportes. Lo peor es que nunca había aparecido en tantos ámbitos como hoy en día. El odio aparecía en todos lados y por cualquier motivo, entre amigos, compañeros de trabajo e incluso familia. No paraba de crecer.

Por tanto, aprovechando la fortaleza del odio, otros sentimientos se unieron a él pensando en derrocar al amor.

«Es cierto, es un digno rival», decían sobre el amor. «Muchos otros antes lo habían intentado, no hace falta decir que en vano, y por eso nos encontramos aquí, porque el miedo nos ha convocado y queremos intentarlo otra vez; parece un muy buen momento para vencerlo de una vez».

Las propuestas de colaboración no faltaron desde el primer momento, muchos ya le tenían ganas hace tiempo aunque no habían conseguido nada en sus intentos anteriores. Puede que unidos pudieran vencerlo. Sólo puede, pero nunca había habido tanta unión entre tan peligrosos sentimientos con un único objetivo.
La lucha sería mítica.

Uno de los sentimientos que más rápido se ofreció fue los CELOS. El más burlón y tramposo, inventaba artimañanas y todo tipo de tretas para distraer al Amor y herirlo con dudas, sospechas infundadas y otros ataques nada éticos. Sí, el Amor, lloró, se encontraba descentrado, triste, perdido, confundido. No esperaba algo así. Sufrió…pero ni mucho menos iba a morir; tenía mucho por lo que vivir! Llamó a coraje y a ilusión y los venció.
Gran victoria, la verdad, no era un fácil rival.

El siguiente voluntario no tardó en aparecer y era el MAL CARÁCTER, quien se atrevió a creer que tenía posibilidades y dijo firmemente: «Yo me enfrentaré a él; os aseguro que en poco tiempo el amor estará acabado; no podrá con mis constantes quejas y reproches. Provocaré discordia, rabia y no lo soportará». Sin embargo, como otros antes, el resultado no cambió: no pudo vencer al amor. Escuchaban decepcionados su historia: «Lo siento,lo intenté todo, de veras que lo hice, pero cada vez que yo sembraba la discordia, el Amor sonreía y salía adelante. Su resiliencia y fortaleza ante cada uno de mis ataques no tenían ningún poder sobre él. No esperaba que fuera él tan fuerte y yo tan fácil de vencer, no lo esperaba para nada. Lo encontré desgastado después de los celos, sí, pero apenas pude herirlo».

Con toda la seguridad posible, se prestó voluntario el EGOÍSMO que, pensando solo en él, como suele ser habitual, apartó a los demás y fanfarroneó diciendo: «Dado que habéis fracasado, creo que debéis dejar espacio al verdadero experto. Veréis cuando lo centre en sí mismo y no pueda ver nada más. Sólo así desaparecerá, estando sólo, mirándose el ombligo. Es una tentación que no resistirá». Para sorpresa de muchos de estos sentimientos oscuros, no obtuvo el resultado esperado. El amor se zafó fácilmente de cada una de sus embestidas y no se quebró. El Egoísmo no sabía que el amor es lo único que se multiplica cuando se da a los demás; de esta manera, nunca estaba solo ni física ni emocionalmente, eso le hacía sentirse muy fuerte. Así era imposible.

Pocos sentimientos mas poderosos podían atreverse ya a un enfrentamiento, pero la AMBICIÓN pensaba que podia tener una oportunidad.
Dijo desafiante: «Corren tiempos perfectos para mi aparición; desviaré su atención hacia el deseo por el poder, los bienes materiales, las posesiones, la riqueza e incluso la fama. Este plan no puede fallar, soy muy adictivo y mucha gente se siente atraída por mí».
Fue un verdadero encontronazo entre ambos, una lucha muy disputada porque el Amor venía herido de otras afrentas anteriores, pero luchó y luchó hasta salir adelante. Renunció a toda apariencia; dejó a un lado todo lo materialista sabiendo que eso no le proporcionaba más que una felicidad momentánea y se centró en lo esencial, en lo invisible, en el ser: ¡gran triunfo una vez más!.

Estaban desesperados, no había punto flaco por donde hacerle daño. Se añadieron el ORGULLO, la ENVIDIA, la INDIFERENCIA pero con el mismo resultado. Los más extremos hicieron aparición también: la POBREZA, la ENFERMEDAD, la SOLEDAD…siempre fracasaron. No sabían ya por donde herir de verdad al amor.

Optaron por dejar a un lado los sentimientos propiamente dichos y acudieron a otros elementos más objetivos como el TIEMPO, la DISTANCIA, la FATIGA que, aparentemente, parecían ser mas inofensivos y así le pillaban desprevenido (el miedo era capaz de intimidar a muchos) …y no hubo manera; de todo salía invencible el Amor. Venció a la Distancia, al Tiempo, al Cansacio…parecía invencible.

El Miedo,ya convencido de que el Amor era imbatible, les dijo a los demás: «No tenemos nada que hacer: El Amor ha logrado vencernos a todos; ha superado todas las tentaciones, pasado todas las pruebas y ya no sé qué hacer. Llevamos muchos años insistiendo y no lo hemos logrado. No puedo más. Sólo queda rendirse»

Sin embargo, cuando menos lo esperaba, algo poco visible pero siempre presente se dejaba notar diciendo: «Yo me encargaré».
Todos se giraron.
Su aspecto era sombrío, apenas perceptible y muy oscuro. No, oscuro no, era negro. No dejaba ver su rostro, miraba de medio lado sin llegar a revelar su identidad totalmente.
Parecía estar muy seguro, pero también avisó: «solo necesitaré un compañero». ¿El odio? ¿El miedo tal vez? ¿Quién debe partir contigo? Haremos lo posible por ayudarte a vencer al amor, pero ¡dinos cómo!»

«No, olvidad todo eso. Necesito al Tiempo» dijo éste.

Todos estaban sorprendidos. «¿Al Tiempo?». ¿No ves que en todo este tiempo el amor se ha hecho más y más fuerte? ¿Por qué él? ¿quién eres tú en realidad? ¿Cómo sabes que eso va a funcionar?

«Confiad en mí, ninguno habéis podido, ¿qué otra opción tenéis?»

«Pero ¿quién eres? ¡Identifícate!» Decían todos con un alt grado de ansiedad.
Y por fin contestó: «Soy la RUTINA».

Se quedaron perplejos, estupefactos, más allá de sorprendidos. Pero al mismo tiempo estaban ilusionados, emocionados. Pensaron que sí, que podría funcionar. Iba a ser lento, largo, deberían ser muy metódicos y, sobretodo, pacientes, pero podía funcionar.

Tú, lector/a, ¿qué crees que pasó?

Tiempo después, la Rutina y el Tiempo volvieron.
Venían cansados, agotados, exhaustos más bien. Su imagen era lamentable. Debía haber sido una batalla épica, porque parecían muy malheridos. Sin embargo, también sonrientes y satisfechos..mal momento para el amor.

«Aquí tenéis al Amor», decían orgullosos.

El resto de los allí presentes, estaban todos, no paraban de preguntar: ¿cómo habéis podido?

«Fué más sencillo de lo que creéis, pero fué muy duro: no tuve que hacer nada muy especial, lo agarré una y mil veces, lo desgasté, lo desesperé.»
«Me lo llevé muy muy lejos, donde nada ni nadie pudieran llegar y ,en ese mismo sitio, sólo en ese, entró en acción el tiempo. Una y otra vez, en el mismo sitio, del mismo modo, sin nada más. Todos los días lo mismo, fué irresistible para él. No tenía a nadie con quien compartir, nadie a quien darse, nada a lo que aferrarse, ni un motivo para vivir; no tenía nada y, sin nada ni nadie, no hizo mucho por sobrevivir».

«Pero no os engañéis, ésto no durará mucho», advertía la Rutina, «el Amor volverá, no se cuándo ni dónde, pero sí se por qué: el Amor necesita de otros, de algo, de alguien, da igual cuándo y cómo, sólo quiere entregarse. Y os aviso una vez más: al mínimo resquicio de esperanza, volverá».

«En cuanto note un pequeño gesto agradecido, volverá. Con poco que le llegue, volverá a ser el de siempre y será cada vez más difícil vencerle. Alejad al tiempo, porque esa es una de las cosas que necesita. El Amor pide muy poco y da mucho, aparece con personas, animales, naturaleza, imágenes…está en todos sitios y aprovechará lo mínimo para reaparecer».

Estaban todos estupefactos, tan expectantes como asustados por lo delicado de la situación.

«Incluso un recuerdo puede despertarlo. Id con mucho cuidado; yo sólo he librado una gran batalla, pero la guerra no ha terminado. El Amor está en todas partes. Debéis estar todos muy unidos para que ésto pueda permanecer..pero por favor que no os una más que el fin común de acabar con el Amor, porque la unión también es Amor».

Y así acaba este relato, pero no la historia, pues cada uno tiene la suya.

¿Cómo acaba tu historia?

COMENTARIOS

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *