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¡Qué rico!

12 · 31 · 21

¿Cómo te gusta la comida? ¿Y la bebida?

Supongo que a ambas preguntas has respondido con un: rica, con sabor, agradable o algún adjetivo similar.

¿Y la vida? ¿cómo te gusta la vida? 

Aburrida, insípida, monótoma…no lo creo, ¿verdad?

Si es que en realidad tod@s preferimos lo dulce a lo amargo, lo rico a lo insípido (aunque todos los sabores sean necesarios, lógicamente, pues sin haber probado lo malo no sabe uno qué es lo bueno, y viceversa).

Sí, es cierto, para gustos los colores, pero no es habitual encontrarnos con gente a la que le gusta la comida «mala» o incluso insípida, ya me entiendes.

En esta vida, como ya te han dicho mil veces, tiene que haber de todo, pero es obvio que cuanto más rico, bueno y divertido haya, pues mejor, creo que con esto no sorprendo a nadie.

Entonces, ¿qué hacemos? ¿Esperamos a ver si nos toca todo eso que queremos como si de la lotería se tratase? Porque ya sabemos cuán baja es la probabilidad de éxito, y yo prefiero pensar que puedo tener algo que ver en esto que es mi vida, ya sabes, algún tipo de control o influencia en los resultados que obtengo y no algo tan relacionado con el azar o la estadística. Y siempre relacionamos la lotería con el éxito o la felicidad …pero para mi la relación es más con la emoción que con el éxito o la felicidad, puedes revisar mi artículo relacionado con este tema.

Vamos a simplificar: dudo mucho que alguien obeso no quiera estar más delgado (entendiendo, por extensión, que esto conlleva estar más sano, por supuesto), del mismo modo que a much@s depresiv@s les gustaría no estarlo (sí, he puesto much@s porque algun@s quieren estarlo, son cosas ya a nivel psicológico y psiquiátrico en las que no me meto, pues no soy un experto en la materia ni cuento con gran experiencia propia, aunque sí de personas muy cercanas a mí).

¿Tú no quieres estar mejor? ¿Y qué estás haciendo para conseguirlo?

Tenemos luego a los grandes expertos de la autoayuda que dicen: ¡SAL DE TU ZONA DE CONFORT! Y yo les digo: ¡sal tú, no te fastidia! jajajaja. Y lo digo porque yo quiero estar cómodo siempre, estar a gustito es lo mejor que hay, solo que para conseguirlo tengo que hacer que mi zona de confort sea super grande; tan grande como para así nunca tener que salir de ella. Para ello tengo que olvidarme de las limitaciones y creerme capaz de hacer cualquier cosa que me proponga, obviando el miedo y dando paso a la acción, con decisión, valentía y actitud. 

Supongo que ahora es cuando dirás: Claro, no es tan fácil. Pues te voy a contradecir, es más fácil de lo que crees, pero tú mism@ lo haces más difícil.

En realidad, algunas cosas no necesitan de tanta reflexión y sí de más acción. Lo que nos montamos en la cabeza no tiene nada que ver con la realidad que nos encontramos luego.

Muchas veces decimos: ”Madre mía, ya verás…”y luego lo cambiamos por un “Ah, pues no era para tanto”. Y hablo de temas médicos, actividades nuevas, exámenes, entrevistas de trabajo y mil ejemplos más a los que nos «enfrentamos» en lugar de «acercarnos»…o incluso «lanzarnos» a ello, para los que somos más valientes (sí, me incluyo, que yo he venido a esta vida a jugar, a cumplir sueños, a vivir experiencias, a levantarme cada vez que me caiga y quejándome lo menos posible… pero un poquito hay que quejarse, claro que sí, no pasa nada, pero… ¡contró!).

En definitiva, estoy aquí para vivir, no para que la vida pase delante de mis ojos y yo sea un mero espectador).

En el símil de un teatro, hay gente que quiere ser actor, otro director y otro simplemente espectador. Todos los puestos son respetables, con sus respectivos pros y contras, claro está.

Revisa el artículo sobre el circo que yo mismo he escrito, te ayudará a ver las cosas desde una nueva perspectiva e incluso puede que te guste.

¿Vas a volver a decirme que no es tan fácil? Pues depende. ¿De qué depende? Nooo, no cantes, jajaja. Depende de tus hábitos, de tus costumbres, de tus rutinas, de tu voluntad, de tu motivación, de lo importante que sea para tí, etc. Sí, de muchas cosas, pero sobretodo, de cuánto quieres eso, sea lo que sea. 

No, no hay otra manera. Sentarse a esperar a ver si yo cambio sin querer no es real.

Esperar a que las cosas cambien por sí mismas tampoco lo es.

Rezar es otra de las cosas que, digamos, no aceleran el proceso.

Si quieres que algo en ti cambie, has de ser tú quien haga que ello suceda. En inglés se le dice: Make it happen (haz que ocurra).

Al principio será difícil, pero luego irás viendo lo bien que te sientan esos cambios, y dirás: umm, ¡¡cómo me gusta ésto!! ¡Qué bien me siento! El sabor de ser el dueño de tu vida es inigualable, es el sabor de la plenitud, del éxito.
Incluso no podrás evitar notar que todo a tu alrededor también cambia, a mejor, y parece que tú no has hecho nada.

Creerás que es suerte, tal vez una racha, pero no lo es. Lo has hecho tú, porque cuando uno cambia, su visión de las cosas cambia, por lo que el entorno también cambia y así, sucesivamente.

Si cambio yo, cambia mi entorno. Es directamente proporcional.

Como ya he dicho en algún otro texto, todos ganamos (el conocido termino empresarial Win Win).

Y es que no sorprendo si digo que prácticamente nadie quiere estar amargado. Casi nadie quiere estar a malas con otros, es incómodo, desagradable. Del mismo modo pasa con odiar, es algo que no acaba de gustar, salvo en internet, claro, que gusta mucho a algun@s, pero es una verdad absoluta que no gusta ser odiado. Sin embargo, a todos nos gusta amar, y todavía más, ser amados. Pregúntate por qué.


Pues si has encontrado la respuesta, tendrás que hacer algo al respecto, una vez más. El entorno puede ayudar, pero no lo va a hacer todo por ti.

No negaré, que tendrás que luchar con determinación contra algunos de tus hábitos, pero en la mayoría de los casos vencer a tus antiguos hábitos no será tan sacrificado como beneficioso es el resultado obtenido; cuando descubras que ser el arquitecto y constructor de tu vida es un placer (no sólo por el resultado, sino por el camino hasta conseguirlo), entonces y sólo entonces, te preguntarás por qué no empezaste antes. Pero solo entonces experimentarás esa sensación. No antes. Ni siquiera un poquito antes.

A lo mejor te alegra temporalmente saber que HAS DECIDIDO empezar. Bien, eso está bien, pero nada comparable a la sensación de ESTAR HACIÉNDOLO…y ni te cuento al ver el resultado. Brutal.

Pero no te equivoques, porque el éxito FINAL no está asegurado. Lo que sí está asegurado es el esfuerzo, el aprendizaje y, por encima de éstas, el cambio; y eso es bueno, muuuy bueno. Es el principio de algo. Algo grande. Algo diferente y, en definitiva, mejor.

Para mí, hacer algo es sólo un camino hacia la victoria, sea cual sea el resultado. No puede haber otro. Y te explico por qué.

Si no logras lo que querías, bueno, seguro que has aprendido algo en el intento y, además, ya sabes un camino que no te lleva adónde querías, por lo que las probabilidades de éxito para el siguiente intento son mayores.

Si logras tu objetivo, perfecto, ahí tienes el sabor del triunfo, de haber llegado a la meta. Disfrútalo, seguro que no ha sido fácil y has de darle el valor que merece; y seguir, claro; verás que no es una orden mía, sino una necesidad, pues el ganador es insaciable.

Podría escribir durante horas, pero no quiero contártelo todo para que seas tú mism@ quién descubra las sorpresas que te depara este plato.

Ahora has de preguntarte, ¿Tienes hambre? ¿Cuál es el siguiente plato?

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